La urgencia de una educación preventiva es, una necesidad real que implica asumir los riesgos y las consecuencias de actuar según el ideal de transparencia apuntado por el Misterio de la Inmaculada; exige atención a la realidad, a los desconciertos de la historia, a todo lo que distancia cada vez más a la persona del proyecto de Dios., « ser santos e inmaculados en el amor»… Exige el compromiso con una forma de actuar según el modelo nuevo, transparente, misericordioso, recto, leal , sin falsedad, ni alienación. Exige una acción llena de coraje para proponer el progreso en el saber y en la convivencia humana a la luz del misterio que revela lo que Dios hizo en María y nos estimula a buscar también para nosotros, la belleza interior.
Inmaculada a la luz del misterio

M. Carmen vivió una relación de amor y confianza en el Padre de la misericordia, como lo demuestra la búsqueda constante de su Voluntad y su confianza en la Divina Providencia. Tuvo que vivir esta experiencia por parte de Dios Padre para que en ella quedara arraigada este deseo constante de “abandonarse a la conformidad con la Voluntad divina” que repetía con frecuencia.
Podemos imaginar que su oración al Padre estaría hecha a veces de queja, otras de súplica, y siempre de abandono y confianza. En ella se unieron con frecuencia oración y discernimiento.
Quizás se sintió como grano de trigo que sale del granero y cae en una tierra desconocida, nueva y preguntaría con frecuencia ¿En cuál, Señor, quieres que dé fruto? Fue y es la virtud de la FE la que tuvo que ejercitar, sobre todo en el tiempo de búsqueda de su camino vocacional. Dejarse arrojar en la tierra que Dios quiera, dejarse conducir por Dios.
En su proceso de discernimiento vocacional: ¿No fue apareciendo con fuerza la experiencia fundante de su vida ¡DIOS ES PADRE PROVIDENTE!? Carmen vive, pues, la experiencia de DIOS PADRE con intensidad en la ORACIÓN y la FE.